Bípedo Cuenta-historias

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Un mortal convertido en Dios




por Diego Fernando Bustamante Estrada


Para los cristianos existe Jesús, para los revolucionarios Ernesto Guevara y Emiliano Zapata, para los comunistas Karl Marx, para los mexicanos es la Virgen de Guadalupe y así ocurre sucesivamente hasta que nos metemos al terreno de las patadas: si es fútbol, no podría ser otro que Diego Armando Maradona. Pero la cuestión es preguntarse ¿por qué personas que rayan en lo común adquieran el grado de llamarles dioses, y más en el caso de un deporte?

Desde luego que se debe a las hazañas realizadas a lo largo de su vida, pero también a la personalidad caótica y firme de la que presumen los dioses, porque un Dios es incompresible, de ahí radica su perfección, ya que por más cuestionamientos que se le haga a su persona ninguno encontrara la respuesta correcta. No se puede diferir el bien y el mal en ellos, ya que son ambos.

Parece absurdo que personas tan comunes adquieran el grado de seres míticos y se escriban leyendas por sus hazañas que deleitaron a más de un país a lo largo de su vida, pero así sucedió con el astro argentino, que desde el primer momento que tuvo contacto con el esférico, derrochó el más bello tango del que Argentina hubiera presenciado a lo largo de su historia.

Quién podría pensar que ese hombre de físico no muy corpulento, pero si solemne y lleno de vitalidad, de ostentosa y densa melena, de mirada que perfilaba el horizonte como un reto, de piernas vigorosas tan fuertes como el roble y una zurda que al tener contacto con el balón hacía magia, iban a convertirlo en una de las personas más conocidas del mundo.

Su temperamento de genio lo llevo a la cúspide, el carácter aguerrido a conquistar más de una batalla, sus gambetas y habilidad a enloquecer al adversario y, a conseguir goles que hasta sus mismos colegas le “echaron una manita”, y otros que, solamente, un artista de la cancha puede darle la pincelada de armonía y simetría que las grandes obras necesitan.

Como buen argentino, disfrutaba de la humildad y carisma que sus compatriotas presumen. Persona admirada que pertenecía a esa clase de genios mundiales y selectivos a los que les convendría ponerse nervioso para demostrar que verdaderamente les importan lo que hacen. Y ese que Maradona presumía de algo que muy pocos tienen, la tranquilidad y paciencia que su gala de Dios lo ha marcado.

El delirio que causaba en las canchas, el temor y alarde que sus enemigos no podían ocultar, movimientos elegantes y dignos del tango argentino, presencia de titán, dueño de una seguridad sin fisuras, eso, y seguramente más, derrochaba Diego Armando Maradona cuando se paraba en una cancha y tenía el mínimo roce con el balón. Personas como Maradona podría tener tantos galardones como adjetivos y trofeos, pero sólo se puede decir, figura imprescindible en las cachas de fútbol e irreprochable ariete para sus admiradores, que el tiempo y la historia lo han consagrado como el número uno, es decir, el de un Dios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Diego “el pelusa” si bien es cierto que fue una figura en el balón pie mundial, tampoco podemos idolatrarlo tan viceralmente; eso déjaselo a los argentinos que con su egolatría y sencillez característica sienten que todo gira a su alrededor. De ahí que hasta una iglesia lleve su nombre, y fomenten frases como “Dios lleva el 10 en la espalda” ó “Dios sí existe… y es Argentino”

El éxito de Diego es atribuible en gran medida a su gran habilidad para ejercer su oficio -eso no lo cuestiono- pero también esa fama se enalteció debido a que era el típico “pibe” de barrio humilde, que salía de la pobreza y triunfaba. Entonces toda esa gente se veía reflejada en él, lo sentían tan cercano que sus triunfos también los hacía triunfadores y se aferraban a la idea de algún día poder alcanzar ese sueño.

Por otra parte, ¿cómo podemos poner la etiqueta de ídolo a un individuo que en su carrera no hizo otra cosa más que mentir a toda esa gente que creía en él? ¿seguro que hablamos de la misma persona? ¿Acaso ya se te olvidó que consumía efedrina, marihuana, cocaína, etc?

y en tu texto pones: “Quién podría pensar que ese hombre de físico no muy corpulento, pero si solemne y lleno de vitalidad… de piernas vigorosas tan fuertes como el roble…”

¿Ahora ya sabes por qué tenía todas esa vitalidad y fuerza siendo no muy corpulento?
¿No recuerdas todas las veces que salió positivo en los exámenes antidopaje? ¿recuerdas cuantas veces volvió hacer lo mismo?

Y cómo olvidar aquella escena lamentable donde la enfermera entra por él a la cancha para conducirlo al servicio medico a realizar su examen en el mundial de Estados Unidos 1994.

¿Recuerdas su rostro en el gol que le anotó ese mismo día a Nigeria? ¿aquella mirada perdida? ¿Ese rostro desencajado en su caminar hacía los vestidores sabiendo lo que se avecinaba?

¿esto es lo que hay que aplaudir? Y de engaños no sólo se puede hablar del doping también de aquel gol que le anotó con la mano a Inglaterra en el mundial de México 1986 y todavía tuvo el descaro de festejarlo. Esto a todas luces es un engaño, se dedicó a sacar ventajas de donde no podía haberlas.

¿la mano de Dios? Jajaja. Si Dios no juega a las cartas… menos al fútbol.

¿Seguro que esto es lo que debemos de idolatrar? Como te dije en un principio “ eso déjaselo a los argentinos” que necesitan algo en lo cual creer y Diego es ese algo.

Sin Diego, la Argentina se queda sin su máximo valuarte aspiracional (masculino) porque no podemos olvidar a su líder espiritual la reformista social Eva perón.

No llores por mí.. Argentina.

Anónimo dijo...

Hola Diego. Tu artículo me parece interesante ya que abordas uno de los fenómenos mediáticos más impresionantes de la historia deportiva. Sin lugar a dudas expresas tu pasión por el futbol y, además, logras un pequeñio ensayo muy acabado, digno de ser publicado. Soy el director de la revista El Huevo, mi nombre es Nicolás Alvarado y me interesa que participes activamente con nosotros. Creo en la calidad de los universitarios y espero que no rechaces esta invitación. Mi correo es nicalv@gmail.com

Te envío un cordial abrazo y espero que escribas a mi correo para contactarnos.